Por: Alex Wagemann, socio fundador de WAGEMANN Arbitration.

Publicada en la Revista Industria Legal, Volumen 10, Marzo 2022.

En estas últimas semanas, hemos comenzado a vivir una situación que para muchos se encontraba superada. En efecto, parecía que el mundo se encaminaba hacia la estabilización de los mercados, la resolución común de ciertos problemas y la superación conjunta de la pandemia.

Sin embargo, en cuestión de días, el panorama para la industria cambió radicalmente, a raíz de un conflicto bélico en Europa que parecía impensable. Como consecuencia, proveedores de acero turco aumentaron los precios; los suministradores de equipos europeos advirtieron que no podrán cumplir con los plazos por falta de materia prima, y las empresas chinas, por su parte, incrementaron el precio de los repuestos, entre varios otros ejemplos.

Así funciona el mundo globalizado.

Sin embargo, el entendimiento de este fenómeno no es igual para todos. Así, cuando revisamos nuestros contratos de construcción, por ejemplo, resulta que el riesgo del alza de precios de los materiales, así como el retraso de los suministros, sigue siendo de total cargo del contratista.

Lo anterior podría haber funcionado en un esquema donde existía cierta predictibilidad en las condiciones del mercado; no obstante, hoy la situación es distinta.

En efecto, lo que acontece nos llama a reflexionar acerca de la real aplicabilidad de este tipo de cláusulas, que determinan una distribución de riesgos que no va con los tiempos. En efecto, responsabilizar al contratista por los actuales vaivenes del mercado es un pésimo negocio para todas las partes.

Cuando se presenta una condición mundial como ésta, la situación puede contractualmente enfrentarse de tres maneras: primero, flexibilizando las cláusulas hacia un balance más equilibrado de los riesgos; segundo, proponiendo una revisión excepcional de los impactos que sufren los contratistas (como lo hizo recientemente el gobierno español, quien aprobó la compensación de mayores costos en los contratos de obra pública afectados durante 2021 por el alza de al menos cuatro materiales de construcción), o tercero, declarando sencillamente que el riesgo es de estos últimos, pues el contrato así lo determina.

Desafortunadamente, en el mercado chileno prima la tercera opción, sin considerar que, en el mediano plazo, esto será un disparo en el pie.

Esperamos que los mandantes públicos y privados consideren que estamos entrando a una etapa donde será necesaria una mayor apertura a revisar estas disposiciones, como asimismo moderar el optimismo de los contratistas en sus propuestas, pues en ello se juega gran parte del futuro de los proyectos.

Versión PDF: Industria Legal, Cl, Vol. 10, Marzo 2022

Versión online: Alza mundial de precios en la construcción: ¿qué opciones tienen los proyectos?